Dejar el pulpo en el congelador durante 12 horas. De esta forma ya no es necesario tener que amasarlo. Una vez amasado o congelado y descongelado, cortar el pulpo en trozos grandes dejando los tentáculos enteros. Incorporar todo en una olla con agua fría y sal. Colocarla al fuego y dejarla hervir durante 15 minutos. Pasado este tiempo, escurrir el pulpo, dejarlo enfriar y cortarlo en trozos de unos 4 cm.
En una cazuela aparte, echar dentro el pulpo con un poco de aceite. Sofreír el pulpo a fuego medio.
Por otro lado, pelar los ajos y las cebollas. Picar los ajos de manera que queden muy pequeños y la cebolla en juliana. Cuando el pulpo lleve 15 minutos en el fuego, añadirle el ajo, la cebolla y las hojas de laurel. Ir removiendo con una cuchara de madera para que la cebolla no se pegue a la cazuela. 10 minutos después, añadir el vino, un poco de sal y el pimiento negro. Bajar el fuego, tapar la cazuela y dejarlo cocer hasta que el pulpo sea tierno, aproximadamente 1 hora.