Poner en remojo la noche anterior los garbanzos.
Preparar una olla al fuego con agua y, cuando rompa el hervor, echar los garbanzos, dejar hervir durante unos minutos y echar sal.
A media cocción, quitar todo el caldo que se reservará en otro recipiente.
En una sartén al fuego poner la manteca de cerdo y freír en ella la cebolla cortada fina.
Una vez esté casi dorada, añadir el tomate pelado y cortado en trozos, freír lentamente y, antes de que termine de freírse, incorporar los piñones y la butifarra, rehogar todo y pasarlo a una cazuela de barro, que pondremos al fuego agregando los garbanzos.
Rehogar de nuevo durante unos minutos y cubrir con el agua donde habían medio cocido los garbanzos.
Rectificar de sal y pimienta.
Cocer destapados y muy lentamente hasta que estén cocidos y el agua muy menguada.
Retirar y dejar reposar durante unos momentos.
Servir con los huevos duros pelados y picados sobre ellos.